Ucrania busca garantías de seguridad mientras los miembros de la OTAN se reúnen en Vilna
Los miembros de la OTAN se reúnen hoy para la cumbre de dos días en Vilna en medio de los llamamientos del presidente Volodímir Zelenski para confirmar a Ucrania como miembro de facto. Mientras, la candidatura de sueca a la OTAN parece estar lista para seguir adelante después de un cambio de último minuto del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, uno de los últimos obstáculos para la membresía sueca. También se espera que en Vilna se aprueben nuevos planes de defensa.
Asimismo, Rusia ha atacado Kiev con drones este mismo martes por la mañana antes de que comience la cumbre. “El enemigo atacó Kiev desde el aire por segunda vez este mes, dijo Serhiy Popko, jefe de la administración militar de Kiev, en una publicación en el canal Telegram. Ucrania ha afirmado que todos los drones Shahed de fabricación iraní han sido derribados antes de que pudieran alcanzar objetivos
Más de un año después de que el país nórdico presentara su solicitud de ingreso en la organización de defensa, Turquía, que es miembro desde 1952 y cuenta con el segundo ejército más grande de la OTAN, se ha estado interponiendo en el camino. Hungría, miembro de la Unión Europea y de la OTAN, se resiste aunque se espera que cambie su postura. Para ingresar en la Alianza es necesaria la aprobación unánime de los 31 Estados miembros.
Turquía está aprovechando su fuerza como miembro de la alianza para obtener concesiones de otros países. Se trata de una apuesta que podría resultar muy rentable para Ankara, o que podría tensar aún más las relaciones con Occidente y perjudicar la economía del país.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comunicó a Erdogan que Washington esperaba que se retirara la objeción a la candidatura sueca a la OTAN, mientras que Erdogan está presionando a la administración de Biden para que venda aviones de combate F-16 para el ejército turco. Los aviones podrían ser algo que Turquía gane a cambio de la aprobación para Suecia, aunque los funcionarios de Biden alegan que las dos demandas son “totalmente ajenas”.
La objeción de Turquía tiene su origen en el apoyo de Suecia a grupos kurdos que Ankara considera terroristas. Los kurdos, minoría étnica de Turquía que constituye aproximadamente el 20% de la población del país, tienen una historia compleja con el gobierno turco, que califica a algunos grupos políticos kurdos de grave amenaza. Suecia se ha esforzado por ajustar su política a las exigencias de Turquía, pero Erdogan ha manifestado no estar satisfecho.
Finlandia y Suecia anunciaron sus intenciones de solicitar el ingreso en la OTAN en mayo de 2022, dando marcha atrás a una política histórica de no alineamiento tras la sangrienta invasión rusa de Ucrania en febrero de ese año. La idea de que los Estados nórdicos pudieran realmente unirse a la Alianza alarmó a Moscú: la expansión de la OTAN es algo que ha citado anteriormente para justificar la invasión de Ucrania.
Mientras tanto, Erdogan ha mantenido una relación amistosa con el líder ruso Vladimir Putin, actuando como una especie de mediador entre Moscú y Kiev y negándose a adoptar las sanciones occidentales contra Rusia.
Erdogan aprobó finalmente la adhesión de Finlandia a la OTAN el pasado mes de marzo, que añadió más de 1000 kilómetros de territorio de la OTAN a lo largo de la frontera terrestre occidental de Rusia. Sin embargo, ha manifestado que Suecia aún no ha hecho los progresos que Ankara busca, acusándola de permitir protestas kurdas en Estocolmo que apoyan al PKK, o Partido de los Trabajadores Kurdos, que ambos Estados designan como grupo terrorista.
Muchos activistas kurdos que viven en Suecia afirman que no apoyan el terrorismo, sino que se oponen a Erdogan y a sus políticas, y ahora temen que Estocolmo les venda para entrar en la OTAN. Entre las controvertidas exigencias de Turquía a Estocolmo figura la extradición a Turquía de algunos activistas kurdos, algunos de los cuales son ciudadanos suecos y están protegidos de la extradición por la legislación sueca.
De momento, la economía turca ha vivido una montaña rusa en los últimos años, con una inflación que osciló entre el 40% y el 80% en el último año y una moneda que ha perdido un 80% de su valor frente al dólar en los últimos cinco años.