“Terminators rusos” para reemplazar a lo humanos en el campo de batalla
La Fundación para Proyectos de Investigaciones Avanzadas de Rusia (Фонд перспективных исследований), trabaja desde hace tiempo en el diseño de unidades robóticas que eventualmente reemplazarían a los combatientes humanos en el campo de batalla. Estos “terminator” serían más rápidos y precisos a la hora de seleccionar objetivos en comparación con sus homólogos humanos.
Por el momento Rusia no ha dejado de toparse con el rechazo de las Naciones Unidas a su insistencia por introducir armamento letal autónomo en el seno de sus fuerzas armadas. La idea de un robot de combate no es una novedad en el imaginario ruso. Durante la 2º Guerra Mundial, los “teletanques” soviéticos se convirtieron en uno de los esfuerzos más ambiciosos a la hora de aplicar el control remoto en una contienda bélica.
Durante aproximadamente 90 años, Rusia ha explorado el desarrollo de este tipo de aparatos. Los precursores del actual Uran-9 fueron los FT-17 franceses. Equipados con un simple sistema de radio, eran capaces de detenerse y girar a izquierda o derecha.
Otra de las principales limitaciones por aquel entonces era la dificultad para determinar las condiciones del terreno, al encontrarse los operadores a distancias de hasta dos kilómetros respecto al aparato controlado de forma remota. Los aparatos de aquella época eran muy propensos a las averías al atravesar terrenos irregulares y las condiciones climáticas limitaban el alcance efectivo del sistema de radio.
Sin embargo, el principal escoyo tenía que ver con la capacidad para apuntar con un grado de precisión aceptable, teniendo en cuenta en aquellos momentos no contaban con las imágenes remotas de alta resolución en las que se apoyan los operadores actuales.
¿La solución rusa? Prescindir de todo aquello que requiriese “apuntar” y equipar aquellos carros de combate con lanzallamas, dispensadores de armamento químico, bombas lógicas, etc.
Hoy la “guerra de los drones” ha dejado de formar parte de la ciencia ficción para convertirse en una realidad plenamente aceptada y valorada como pieza fundamental en los conflictos del futuro.
El pasado abril, Rusia anunciaba la presentación de sus tanques robotizados Uran-9 y su pretensión de desarrollar la versión no tripulada de su nuevo carro de combate, el Armata T-14. Junto al Uran-9, Rusia ha explorado la posibilidad de desplegar enjambres de drones que contribuirían a la selección de objetivos para potenciar la letalidad de ataques selectivos.
Informes recientes de la Fundación para Proyectos de Investigación Avanzada, organismo equivalente a la estadounidense Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), y las declaraciones hechas el propio subdirector de la entidad sugieren que Rusia estaría próxima a lograr su ansiado ejército de “terminators”. Según Vitaly Davydov “los combatientes humanos comenzaran a ser reemplazados de manera gradual por sus hermanos robóticos”.
Según fuentes anónimas de la administración rusa, el objetivo del Kremlin pasaría por contar con robots multifuncionales capaces de resolver misiones de combate en el horizonte 2025. Sin embargo, dejando a un lado las limitaciones tecnológicas, la regulación internacional de este tipo de sistemas de armas continúa siendo uno de los principales obstáculos para las ambiciones de aquellos que quiere y pueden dotarse con estos “ejércitos robotizados”.
Durante las reuniones en las que se ha tratado la cuestión de las armas autónomas letales, tanto Rusia como EE.UU se han opuesto radicalmente a la inclusión en los textos de cualquier exigencia relacionada con el control humano, la ética o la moral más allá del derecho internacional humanitario.
Automatización por tierra, mar y aire
La Oficina Central de Diseño de Rubín (Центральное конструкторское бюро «Рубин»), en San Petersburgo, ha completado los trabajos de investigación para el desarrollo de un robot submarino, denominado Surrogat, capaz de simular submarinos de varios tipos.
“Los resultados se han entregado al Ministerio de Defensa y se están realizando las consultas correspondientes”, dijo el director general de la oficina, Ígor Vilnit, a la agencia TASS.
Con 17 metros de largo y un peso de 40 toneladas, el dron submarino es capaz de alcanzar hasta 44 km/h bajo el agua. Sus características le permiten maniobrar y sumergirse a una profundidad de 600 metros y remolcar varias antenas que simulan los campos físicos de un determinado tipo de submarino.
El Surrogat cuenta con una batería de iones de litio que le dota de una reserva de energía de hasta 600 millas náuticas (el equivalente a uno 1.100 km).
Entre sus cometidos estaría el de simular submarinos en los ejercicios de la Armada rusa. Actualmente los submarinos de combate se emplean como parte del entrenamiento y su sustitución por un robot reducirá los costes y los riesgos.