La ciberguerra. La amenaza de la quinta dimensión
El dominio cibernético se ha convertido en otro estrato a atender en el dominio de la Seguridad y Defensa, su importancia en la agenda de los gobiernos ha sido exponencial hasta el punto de tomar medidas sin precedentes. Las noticias falsas, los resultados electorales en Estados Unidos de 2016, el Brexit o la aparición de virus como el ExtorsionadorWannaCry, son prueba de la importancia que ha cobrado todo el entramado en torno a la cibernética.
The Economist lo denominó el 5º dominio. El ciberespacio ya ocupaba un lugar en la agenda de Defensa, pero el despliegue de medios en esta esfera sigue creciendo. El Gobierno español hizo público la semana pasada un proyecto para dar a luz la la Reserva Estratégica de Ciberseguridad. La idea es contar con 2.000 civiles capaces de responder a una amenaza ciberespacial. No se exige un perfil concreto, de hecho, el plan pasa por tener un grupo humano con capacidades y conocimientos heterogéneos que aporten a la cadena de respuesta de riesgos en el ciberespacio. Desde abogados que sepan sobre Derecho Internacional hasta químicos capaces de leer las pistas de una posible arma biológica en la red son necesarios en un ámbito que el Gobierno quiere ver mejorado dentro de su sistema de Seguridad y Defensa. Países occidentales como Reino Unido, Holanda o Estados Unidos ya han movido ficha y cuentan con una estructura capaz de responder a este tipo de amenaza.
Enrique Ávila, director del Centro de Excelencia en Ciberseguridad añadía en una entrevista a IDGTV que: «El dominio del ciberespacio no lo asumimos todavía, pero formamos parte de él. Hay que configurar nuevo conocimiento; tiene que ser un conocimiento pluridisciplinar. Se desarrollan redes de conocimiento pluridisciplinar que es necesario controlar, conocer e incluso en un momento dado influenciar o ser influenciado por ellas para crear nuevo conocimiento. Conformar un conocimiento del siglo XXI y ese conocimiento tiene que ser multidisciplinar».
El plan del Gobierno es ver este proyecto en marcha antes de acabar la legislatura; la necesidad de ello quedó patente tras el ataque del virus ExtorsionadorWannaCry la primavera pasada, cuando más de 141.000 ordenadores del globo se vieron afectados. Hoy se puede hacer la guerra sentado. Las ciberguerras son una demostración más del abanico de dimensiones que tiene la realidad del siglo XXI, y que los centros de poder mundiales estén dispuestos a potenciar esta clase de iniciativas prueba el calibre de la amenaza.
Se reportó que en España, en 2016, el 32% de las empresas reconoció habían sufrido algún tipo de ciberataque. Además los expertos reportaron que el 3% de los ataques sufrido habían resultado críticos, una forma de apuntar que podrían haber alcanzado elementos estructurales de la nación.
No obstante, se ha dejado claro que la labor de estos reservistas sería de contención, defensa y prevención, en ningún momento tendrían potestades ofensivas, y estarían bajo potestad de la Ciberdefensa. También está por definirse la gestión de responsabilidades, las contraprestaciones de los reservistas o el control de seguridad e infiltración de estos últimos.
Definitivamente este escenario requiere de un plan de acción. El mundo digital cobra cada día más importancia por su influencia en nuestra rutina; mantener bajo control y prevención de riesgos ese mundo digital representará la paz diaria de cada ciudadano. Los reservistas pueden ser una opción de respuesta a una situación de crisis de tal tipo. Hoy las crisis y las guerras alcanzan cinco dimensiones, por tanto, las respuestas debe también entrenar en esa faceta pluridisciplinar.