Rusia podría contar con más de 8000 ojivas nucleares estratégicas para 2026
El tratado START III (Strategic Arms Reduction Treaty), que Estados Unidos y Rusia suscribieron en 2010 y en virtud del cual ambos países se comprometieron a reducir su arsenal atómico, vuelve a estar en el punto de mira. Recientemente se ha reabierto el debate en torno a la posibilidad de reconsiderar los límites establecidos en dicho acuerdo, con el fin de enmendar ciertas lagunas a la sombra de las cuales Rusia, a día de hoy y amparándose en este tratado, podría disponer de un arsenal nuclear estratégico “ilimitado”.
Bajo los parámetros del actual acuerdo, las restricciones no alcanzarían a los misiles balísticos nucleares estratégicos lanzados desde el aire, ni tampoco a aquellos lanzados desde barcos en superficie. Por lo tanto, a diferencia de lo que ocurría en tratados anteriores, los misiles de crucero de largo alcance lanzados desde submarinos nucleares, también denominados SLCM (Submarines-Launched Cruise Missile), no encontrarían limitaciones en este caso.
No es extraño por tanto que Rusia se encuentre inmersa en una enorme expansión de su arsenal de SLCM de largo alcance con capacidad nuclear y que el Ministerio de Defensa ruso baraje la construcción de dos submarinos nucleares Borei-K con capacidad para lanzar y transportar cientos de misiles de este tipo.
A lo anterior debemos sumar que el actual START III no incluye restricción alguna relacionada con el armamento nuclear táctico; así como tampoco restringe el desarrollo de misiles de crucero de alcance intercontinental o ICBM (Inter-Continental Ballistic Missile).
Bajo este panorama no es extraño que Rusia argumente a su favor que el START III no afecta a ninguno de los seis nuevos proyectos de armamento nuclear anunciados por el presidente Putin en los últimos dos años. Al menos cuatro son claramente ajenos a las limitaciones que establece el tratado y entre ellos figuran: el misil aero-balístico hipersónico Kinzhal, el misil de crucero hipersónico Tsikon, el dron submarino nuclear Poseidón y el misil de crucero con propulsión nuclear. En el caso de los dos proyectos restantes, el ICBM Sarmat y el Avangard, no sería de extrañar que desde Rusia argumentasen que al tratarse únicamente de diferentes modelos de las versiones balísticas tampoco entrarían dentro de los términos del acuerdo.
¿De qué arsenal nuclear estratégico hablamos?
Según los datos aportados en el marco del START III, Rusia disponía de 1.426 ojivas nucleares estratégicas, sin embargo estimaciones recientes apuntan a que esta cifra se ha incrementado hasta alcanzar las 2.670, frente a las 1590 con las que contaría Estados Unidos.
Numerosos informes sostienen que Rusia se encuentra inmersa en un proceso de expansión de su arsenal nuclear. Los pronósticos más alarmantes estiman que para 2026 Rusia contará con aproximadamente 8.000 ojivas nucleares estratégicas, mientras que los más moderados ofrecen una cifra que oscila entre las 3000 y las 6000. Lo que queda claro es que el total resultante estaría integrado por grandes ojivas estratégicas, así como por otras miles de menor rendimiento que eludirían los límites del tratado y apoyarían la nueva doctrina rusa que defiende el empleo de este tipo de armamento en caso de conflicto.
En esta línea, el Gobierno ruso ha anunciado al menos una veintena de programas de modernización nuclear, entre los que se incluyen: el nuevo ICBM Topol-M; el nuevo RS-24 ”Yars”/SS-27; versión mejorada del SS-N-23 SBLM; la nueva ojiva MIRV Bulava-30 SLBM; la modernización de los bombarderos pesados Tupolev 160/Blackjack; el desarrollo del nuevo bombardero sogiloso Pak DA; los nuevos ICBM Barguzin y RS-26 Rubezh; o la construcción del submarino Husky entre otros.
Por lo que a armamento no estratégico respecta, la Federación Rusa cuenta con miles armas nucleares tácticas, incluyendo misiles que empleados desde aviones, buques de superficie o submarinos podrían cumplir su misión como armas nucleares estratégicas. En 2011 las estimaciones norteamericanas atribuían a Rusia una cifra de entre 2.000 y 4.000 armas nucleares tácticas.
Por su parte Rusia afirma haber reducido su arsenal de armamento nuclear táctico hasta en un 75% desde la Guerra Fría; según los expertos, por aquel entonces debía estar compuesto por unas 22.000 armas nucleares tácticas. Cruzando ambas cifras, el resultado final indica que Rusia podría haber conservado hasta 5.000 de ellas y aproximadamente la mitad habrían sido sometidas a un proceso de modernización para adaptarlas a la defensa aérea, como torpedos o misiles de crucero.
El arsenal nuclear táctico ruso es muy diverso e incluye: misiles aire-superficie, misiles balísticos de corto alcance, bombas de gravedad y cargas de profundidad para bombarderos de mediano alcance, tácticos y navales, así como misiles anti-buque, antisubmarino, antiaéreos o torpedos para buques de superficie y contra submarinos.