La necesidad de analizar datos en la Red con técnicas SOCMINT para anticiparnos al futuro
En el último cuatrimestre de 2017, Facebook contaba con 2.13 mil millones de usuarios activos mensuales–, según las últimas estadísticas de esta red social, lo que supone un aumento del 14 % respecto al año anterior -; 1.40 billones de personas ingresan en esta plataforma diariamente; existen 83 millones de perfiles falsos; se cargan cada día 300 millones de fotos al día; se publican alrededor de 510.000 comentarios cada minuto.
En Twitter las cifras son muy similares: 330 millones de usuarios activos mensuales en el último cuatrimestre de 2017; de ellos 262 millones son a nivel internacional y 68 millones en Estados Unidos; incremento del 12 % de usuarios respecto a años anteriores; casi el 66 % de las empresas que tienen cien o más empleados tienen cuenta en Twitter; y, a modo de curiosidad, las cuentas más populares son las de @katyperry y @justinbieber.
YouTube es, también, una de las plataformas con más usuarios y que más contenido comparte. Esta red social tiene casi un tercio de internet en usuarios, lo que supone: más de mil millones de usuarios que, cada día, ven millones de horas de vídeo y generan miles de millones de visitas. YouTube llega a más personas de entre 18 y 49 años que cualquier red por cable en Estados Unidos. Más de la mitad de sus visitas provienen de dispositivos móviles. Es posible navegar en 76 idiomas diferentes, lo que cubre el 95 % de la población.
Para algunos este no es más que un conjunto de datos sobre los nuevos medios que nos proporciona internet. Para otros estos datos y estas plataformas se convierten en herramientas fundamentales de supervivencia, de influencia y hasta de batalla. En un mundo hiperconectado en el que la penetración a internet supera el 50 % de la población mundial (cifra que va en aumento en casi todos los puntos del planeta), saber utilizar esos millones de datos que circulan por la Red y analizarlos para anticiparnos al futuro se hace fundamental. Lo es especialmente cuando grupos violentos y terroristas pueden estar trabajando en utilizar esos datos para cometer crímenes y captar adeptos. O cuando gobiernos de dudosa reputación se aprovechan de las plataformas digitales para cambiar la visión de la opinión pública e influir en elecciones y en el devenir de ciertos países.
Casi todo el mundo está en internet. Casi todo el mundo utiliza su teléfono móvil varias veces durante el día y se conecta a las aplicaciones habituales. Todos formamos construimos el mundo digital y nos convertimos, también, en parte vulnerable. Por ello es necesario prevenir situaciones comprometidas e incluso amenazantes utilizando las herramientas adecuadas. La tecnología, en este caso, se vuelve nuestra mayor aliada y los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad de los países civilizados son conscientes de que deben ser inteligentes y aprender a utilizar la Red para fomentar la seguridad.
Una forma óptima de conseguirlo es haciendo uso de técnicas de análisis SOCMINT, o Social Media Intelligence, que se basan en buscar información para conseguir inteligencia a través de conocimiento e información recogidos en redes digitales y analizados posteriormente.
Los millones de publicaciones que se hacen al día en las diferentes redes sociales, así como las interacciones que surgen relacionadas con ellas, hacen que las técnicas de análisis de redes sociales sean imprescindibles en la actualidad. Por norma general este tipo de acciones se basan en la recogida de información de manera no intrusiva, desde fuentes abiertas, respetando leyes y derechos fundamentales.
Los profesionales que utilizan estas técnicas hacen uso de fuentes abiertas de inteligencia, Open Source Intelligence (OSINT), que analiza información pública a la que cualquiera puede tener acceso de manera fácil y gratuita. De esta manera redes sociales, blogs, bases de datos, información en abierto, imágenes, vídeos, likes, y todo tipo de perfiles sociales digitales podrían ser analizados para anticiparse a lo que está por venir de forma temprana. Las técnicas SOCMINT ayudan también a detectar líderes en determinados sectores, personas influyentes y vinculaciones entre ellos.
Las redes permiten a cualquiera crearse una nueva identidad, un nuevo perfil, hacer nuevos amigos, elegir una nueva vida… Lo que hace que las actuaciones de seguridad y defensa tengan que centrarse, también, en el sector online. Es por eso que desde el ámbito europeo y a nivel nacional las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado están cooperando con los mayores proveedores de internet para limitar la difusión de vídeos y mensajes propagandísticos procedentes de este tipo de grupos. Además, analizar la información que estos grupos y sus simpatizantes dejan en internet a la vista de cualquiera puede ser una herramienta determinante para evitar ataques futuros. Detectar perfiles que puedan ser una amenaza, mensajes dudosos o que hagan apología del terrorismo, conexiones que puedan resultar una amenaza para la paz y la estabilidad, ahora es posible con el análisis y la investigación de las publicaciones compartidas en redes sociales y de toda la dinámica que estas generan.
Hasta hace unas décadas las mayores filtraciones de información confidencial y comprometida tenían lugar de manera analógica: cientos de páginas de informes impresos se sustraían y luego tenían que ser analizadas, una por una, y a mano. De un tiempo a esta parte, filtraciones como el ‘caso Snowden’, han delatado un sistema de espionaje masivo que tiene a internet como campo de batalla y al Big Data como herramienta de análisis.
El caso mencionado puso en evidencia que la información en el ámbito de la Defensa, de los gobiernos y de las compañías telefónicas ya no está a salvo. Es por eso que los cuerpos y fuerzas de seguridad de los países más desarrollados ahora son conscientes de la necesidad de controlar un nuevo campo de batalla: el ciberespacio. La defensa ya no puede hacerse en base a estrategias territoriales. La inteligencia, tampoco.
La geopolítica ahora – y como suele mencionar el coronel Pedro Baños – se mide en el escenario ‘Tierra’ en mayúsculas donde todo está conectado. Se trata de un ecosistema relativamente reciente donde todos somos actores activos: no solo gobiernos o sectores militares, sino ciudadanos de cualquier edad o con cualquier formación participan, incluso sin saberlo, en una nueva guerra que se alimenta en las redes sociales.
Las revoluciones árabes, el surgimiento y empoderamiento de nuevos grupos yihadistas que utilizan la Red para reforzar sus crímenes, han supuesto un antes y un después en términos de inteligencia y espionaje. Ahora los grupos terroristas usan las redes – YouTube, Facebook, Twitter, Instagram, etc. – no solo para comunicar su mensaje, sino también para captar adeptos cada vez más jóvenes. Analizar los mensajes que lanzan al mundo y adelantarse a sus posibles acciones es algo para lo que cualquier experto en seguridad y defensa debe estar preparado.
Manuel Navarrete Paniagua, coronel de la Guardia Civil y responsable de antiterrorismo en Interpol, comentaba durante el reciente Curso Internacional de Defensa celebrado en Jaca que lo que principalmente mantiene vivos a estos grupos es la propaganda. “Han identificado muy bien que internet y las redes sociales son un campo de batalla de inteligencia, policial, militar y social en el que todos somos víctimas y soldados. Todo el que tenga un perfil es objetivo y, por tanto, también tiene un papel que cumplir”. Durante el mismo encuentro el coronel analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, Ignacio Fuente Cobo, explicaba que las redes sociales, los medios técnicos, internet y la tecnología, favorecen la oportunidad de modificar, no tanto el comportamiento operativo de los ejércitos, sino el comportamiento político de las sociedades.
Conocer las técnicas SOCMINT es fundamental para entender los principales conceptos básicos de la inteligencia y su aplicación al ciberespacio como teatro de operaciones de inteligencia y contrainteligencia. También se hace importante conocer medidas de seguridad para operaciones de ciberinteligencia, así como el uso que los estados, los grupos terroristas y de crimen organizado hacen del ciberespacio. Conocer de manera detallada cada red social, sus particularidades y los métodos y técnicas utilizadas para explotarlas informativamente, así como para obtener y monitorizarla, es esencial. De la misma forma lo es saber adquirir información del ciberespacio e integrarla en acciones de inteligencia y en las operaciones que vayan a llevarse a cabo. No olvidemos que obtener información de redes sociales implica, también, emplear medidas de seguridad mínimas para mantenerse a salvo, por lo que formarse en este ámbito se hace imprescindible para no cometer errores que afecten a la integridad del individuo o de su comunidad.
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