Reflexiones sobre terrorismo en tiempos de COVID-19

En un momento dramático en el que el espíritu de buena voluntad y solidaridad se expande por todo el mundo, en que todas nuestras energías y recursos están enfocadas en la sanidad y gran parte de nuestras Fuerzas de Seguridad en mantener el confinamiento y evitar delitos, no habría que bajar la guardia ante el tema terrorista.

Hace varias semanas en un comunicado a sus fieles en su revista Al-Naba, el Estado Islámico (EI) decía que los «sanos no deben entrar en la tierra de la epidemia y los afectados no deben salir de ella», es decir, recomendaba que cualquier yihadista enfermo que ya estuviera en Europa se quedase aquí y que se mantuvieran alejados de las áreas bajo el control del EI para así preservar la salud de los demás y cumplir con la santa «obligación de asumir la causa de la protección contra las enfermedades y evitarlas».

Esto en un primer momento pareció una renuncia a ataques en Europa, pero posteriormente en otro comunicado en Al-Naba el EI dijo a sus fieles que había que seguir luchando contra el infiel, ¿Cómo?, Con los medios disponibles, en estos momentos la expansión del virus.
En un pasado el Estado Islámico ya ha mostrado interés en la ramificación de sus ataques a nivel bioagrícola o bioquímico, aunque no se ha demostrado el uso de ellos.

En julio de 2018 Al-Faqir, uno de los medios de comunicación que respaldan al EI, lanzó un vídeo que analizaba cómo realizar un bioataque en Occidente «que las autoridades no pudieran detectar ni rastrear».

El vídeo aconsejaba «Espolvorear el material contaminado sobre la fruta expuesta y los alimentos públicos o dispersarlo en el aire en lugares concurridos…».

Un póster de Al-Taqwa Media, distribuido en diciembre de 2018 estaba marcado con símbolos de advertencia de riesgo biológico y decía: “Te has dado cuenta del peligro del Estado Islámico. ¡Usted no conoce el tratamiento y no lo sabrá, porque no hay tratamiento!”

Los partidarios del EI, aunque no se atribuyeron la responsabilidad ya utilizaron la crisis de la contaminación de las fresas en Australia en 2018 para generar más amenazas y sugerencias, y prometieron hacer que los occidentales «revisen todo y cualquier cosa que coman por miedo, horror y terror».

Un terrorista dispuesto a inmolarse, no temerá el contagiarse y expandir el virus.

En España, en pleno estado de emergencia y con las restricciones a nivel de solo lo esencial, habría que proteger nuestros puntos más débiles: la cadena alimentaria y los hospitales no tan sólo del virus.