La “ley de internet soberano” pondrá a prueba la resistencia de la World Wide Web

Desde el pasado viernes, cuando entrara en vigor la conocida como “sovereign internet law” (ley de internet soberano), Rusia ya tiene que lidiar con las primeras consecuencias que ha generado esta controvertida ley que en teoría otorga al gobierno un control significativamente mayor sobre la infraestructura de internet en el país.

La que ya es conocida como el “Telón de acero de internet” permitiría al gobierno ruso inhabilitar las conexiones dentro del propio país e incluso aislar su internet del resto del mundo al direccionar el tráfico de datos a través de una infraestructura controlada íntegramente por el estado. Siendo así Rusia podría operar de manera autónoma mediante sus propias redes internas, las cuales funcionarían de forma independiente al resto de la red informática mundial.

Las críticas no se hicieron esperar desde el momento en que se planteó la aprobación de dicha ley y los principales detractores temen que la medida promueva nuevas cotas de censura en el país, facilitando que el gobierno redirija o bloquee el tráfico de datos para obstruir el acceso a contenidos políticamente sensibles. La respuesta del Kremlin pasa por justificar la nueva ley aduciendo que se trata de una medida de seguridad más, dirigida a proteger la soberanía rusa en caso de emergencia o amenaza extranjera.

El descontento social no es una novedad y desde principios de año, momento en que se hizo pública la medida, miles de manifestantes han salido a las calles para protestar contra una ley que dicen amenaza sus derechos humanos pudiendo afectar a la libertad de expresión o de comunicación tanto de medios como de particulares. Las voces más críticas acusan al gobierno de haber asentado con esta ley una base legal que ampararía la vigilancia masiva y permitiría al gobierno vulnerar la privacidad de los ciudadanos.

La preocupación en torno al posible control del tráfico o la eventual monitorización de los contenidos se ha visto alimentada por una exigencia que viene recogida en la propia ley y que obliga a que los proveedores de internet en Rusia se doten de un hardware especial proporcionado por Roskomnadzor, el Servicio Federal ruso de Supervisión de las Telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación.

A priori esto permitiría la utilización de medios de inspección profunda de paquetes (DPI), la cual implicaría a su vez el análisis y procesamiento de datos con un elevado nivel de detalle. Algo parecido sucede con el Gran Firewall chino, capaz de filtra los contenidos que considera perjudiciales para los ciudadanos.

Desde el gobierno han tratado de convencer a la opinión pública de que esta nueva ley contribuirá a mejorar la seguridad cibernética del país y aseguran que los usuarios no notarán ninguna diferencia respecto a los momentos previos a su aprobación.

Por su parte los expertos plantean ciertas dudas en cuanto a los modos de aplicación de la nueva norma, así como la efectividad real que finalmente tendrá dicha ley, y ponen sobre la mesa el desafío tecnológico que supondría deshacer las conexiones a nivel global y los elevados costes que llevaría aparejado.

No hay que olvidar que no es la primera vez que Rusia ha experimentado con la posibilidad de “bloquear su internet” y detener el flujo de datos pero hasta el momento las redes han demostrado ser resistentes.