Diez preguntas a Joaquín Mañes

Hoy entrevistamos a Joaquín Mañes, viejo amigo del Observatorio y autor de Azules y Grises. Una Historia de la Guerra de Secesión y sus Combatientes Españoles. Con él diseccionamos su último título y nos adentramos en un aspecto tan desconocido como apasionante de aquella guerra.

Pregunta.- Nueve libros ya, aunque éste rompe con una línea principalmente europea. ¿Por qué ahora y cómo surge?

Respuesta:  El libro surge de mi inquietud personal por rescatar el testimonio de aquellos españoles que lucharon en guerras que no eran las suyas, con un comportamiento ejemplar, y de la necesidad también de reivindicar el papel de nuestros ancestros en el descubrimiento y exploración de lo que hoy es Estados Unidos; hombres de un perfil personal increíble y que realizaron unas hazañas, que como fueron verdad, no se les pues calificar de mitológicas, pero es lo que se merecen.

P.- En el libro se habla de personajes como el almirante Farragut o el general confederado Santos Benavides, pero cuesta entender qué empujaba a los no nacidos americanos a tomar partido en aquel conflicto. ¿Aventura, dinero..?

R: Porque era su entorno, su mundo y, por lo tanto, estaban implicados, de una forma u otra, en aquel conflicto, según, eso sí, sus propias sensibilidades o creencias personales.

P.-  Lo que evidencia Azules y Grises es que en la historia de Estados Unidos los españoles y sus descendientes han tenido un papel más destacado que la mayoría de los europeos que llegaron al Nuevo Mundo. ¿Por qué ese legado es tan poco conocido en España?

R: Por dos razones, por la cultura anglosajona, la dominante, la que se impuso en Estados Unidos, fruto, entre otras razones de la enorme marea demográfica que se impuso en todo el territorio, de costa a costa; y, en segundo lugar, por la enorme, a la vez que asombrosa, estupidez del español contemporáneo que no admira o incluso aún peor, que ni siquiera respeta las gestas de su mayores.

P.- En el libro hay personajes que parecen al borde de la realidad por lo asombroso de sus historias. ¿Alguno de ellos te ha impresionado en particular?

R: Pues sí, previo a la guerra, el trampero Manuel Lisa, de principios del XIX, una vida asombrosa; y de la guerra de secesión el capitán Luis Fenellosa Emilio, hijo de madrileños, por el paradigma de que un español fuera oficial de la primera unidad militar afroamericana, el 54.º Regimiento de Infantería de Voluntarios de Massachusetts.

P.- España, como la mayor parte de Europa, era neutral. Sin embargo, sorprende ver que el gobiernos como el de Isabel I estuvieron inclinados hacia la Confederación. ¿Cómo es eso?

R: Porque entendían que un Estados Unidos dividido en dos sería menos peligroso para Europa, también por identificación con el estilo de vida del Sur, aunque el general Prim ya escribió que Estados Unidos, pese a que se constituyera en dos naciones, estas serían igual de fuertes y, en consecuencia, tan adversarios para Europa como si fuera una sola.

P.- La Guerra Civil Americana a veces divide a los historiadores militares. Unos creen que no aporta muchas innovaciones para el estudio, otros que adelantaba lecciones que habría sido muy útil aprender para conflictos posteriores. ¿Qué opinas?

R: Fue precursora, o más bien la génesis, de bastantes cosas, no solo en el terreno estrictamente militar sino en general, sobre otros muchos aspectos para la historia de la humanidad. Para mí, marcó un hito en nuestro devenir.

P.- Parecía una guerra lejana, quizás porque en Europa estábamos ocupados con las nuestras, pero es impresionante que casi un tercio de los combatientes de la Unión fuesen extranjeros. ¿Qué incentivos tenían los voluntarios?

R: Para el inmigrante, suponía la integración en su país de acogida por la vía rápida, aunque dramática, y de asimilación. A mediados del siglo XIX, Estados Unidos, para el europeo sin medios económicos o perseguido en su país por cuestiones políticas, era una tierra de promisión.

P. La soberanía española en Norteamérica acabó unos cuarenta años antes de que empezase en conflicto, pero la huella aún estaba por todas partes, desde Luisiana hasta California. Y en una época de neocolonialismo para España, con la anexión de Santo Domingo. ¿Nadie se planteó sacar partido de la situación?

R: No, al contrario, España no quería hacer ruido, estaba en una posición política muy débil y Estados Unidos, desde la década de 1850, ya mostraba mucho interés por Cuba, estando incluso dispuesta a comprársela a nuestro país. Era mejor no hacerse notar…

P.- ¿Quién dirías que fue el español más influyente en la Guerra Civil Americana?

R: El más influyente, desde luego, el almirante Farragut, y como símbolo, el capitán Luis F. Emilio; un  ejemplo de integración, el segundo teniente del Ejército de la Unión, Carlos  Álvarez de la Mesa, madrileño, abuelo del general de la Segunda Guerra Mundial, Terry Allen de la Mesa.

P.- ¿Será éste tu último libro sobre españoles en guerras de Estados Unidos o tienes algún otro en perspectiva?

R: Espero que no, estoy rumiando algo…

Muchas gracias Joaquín, y mucha suerte con tu libro.

Muchísimas gracias, a ti, César, como siempre, amigo.